Si quieres refrescarte en aguas transparentes y refrescantes, no necesitas alejarte de Valladolid. Muy cerca de la ciudad, debajo de la tierra te esperan las albercas naturales de agua dulce, procedentes de ríos subterráneos conectados en toda la Península.
En varios cenotes de la región se han encontrado piezas prehispánicas e incluso prehistóricas, restos humanos y animales cuya antigüedad se remonta a 14 mil años. Espacios sagrados para los mayas, en ellos se realizaban rituales asociados con la lluvia y la fertilidad y sacrificios humanos. Hoy en día los cenotes siguen siendo recintos de culto para las comunidades que habitan la región.
Los cenotes llamados Dzitnup, Samulá y Xkekén, tienen parte de sus aguas al aire libre. Son espectaculares y están manejados por comunidades ejidales. El cenote Zací o “gavilán blanco” es uno de los más grandes al aire libre y está dentro de la ciudad. Es uno de los símbolos de Valladolid, y no tendrás problemas en encontrarlo pues está justo en el centro de la ciudad. Para visitarlo, puedes rodearlo por las escalinatas y admirar sus 28 metros de diámetro. Cuenta con un restaurante de comida yucateca, venta de artesanías y un pequeño zoológico con aves de la región.